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04 Visiones del futuro en el cómic español

  • Abre el Ojo
  • "This is Tomorrow"
  • Número 09 - 6 de junio de 2017
Roselino López
  • Roselino López

La ciencia ficción basada en previsiones más o menos halagüeñas del futuro es un terreno ampliamente hollado por dibujantes de todo el mundo. Como la cifra de estos es alta, me centraré en los autores españoles, y entre ellos, los más destacados, pues los dibujantes y guionistas españoles han producido obras de un altísimo interés con visiones del futuro muy diferentes, casi siempre influidas por el momento histórico que vivieron y que marcó su trabajo.

El universo en guerra presentó en 1935 una visión del futuro más lejano, el del año 1990. Esta serie, que fue publicada por la revista Pocholo con guion y dibujo de Jaime Tomás, bebe en las fuentes de Alex Raymond y su Flash Gordon. La influencia del héroe norteamericano está presente en cada viñeta pero con un toque personal del autor. Aquí no es Ming el enemigo, sino los venusinos que secuestran terrícolas con fines aviesos. La obra fue publicada posteriormente por Aventuras Ilustradas en un solo volumen.

Diego Valor nació como serial de radio emitido por la Cadena Ser desde fines de 1953 hasta mediados de 1958. Este personaje sería adaptado al teatro, a la televisión y al cómic.

Inspirado por el cómic británico, Dan Dare, narra las aventuras del protagonista en compañía de sus adláteres, Laffite y Portolés, así como la bella Beatriz. Los cuatro se enfrentan al General Sandor y a Mekong para proteger la Tierra de invasiones y peligros.

En su versión para historietas, se editaron dos series de la mano de Editorial Cid, con el mismo guionista que el serial de radio y los dibujos de Adolfo Buylla y Bayo.

Si bien no es una obra de especial originalidad, su difusión en diferentes medios convirtió a Diego Valor en un personaje muy popular y de gran fama. Además, esta serie es famosa por iniciar la publicidad por emplazamiento: los protagonistas consumían chocolate Svylka, de la casa Matías López. Los juguetes basados en los personajes son ahora objeto de colección.

Pascual Enguídanos, escritor de ciencia ficción, publicó entre 1953 y 1958 y más tarde entre 1973 y 1978 una serie de novelas bajo el pseudónimo de George H. White. Esta serie, titulada La saga de los Aznar, se publicaría en forma de cómic con el título Hazañas de la juventud audaz.

Los 44 números de la colección con formato de cuadernos fueron dibujados por Matías Alonso para la editorial Valencia entre 1959 y 1960. Esta serie es más conocida como Luchadores del Espacio, puesto que Hazañas de la juventud audaz es más bien el nombre de la colección en la que apareció. Esta obra, que años después sería de nuevo dibujada en formato vertical y a todo color para una nueva edición, narra la peripecia vital de Miguel Ángel Aznar y sus descendientes. El protagonista pasa de una vida bastante dura como vagabundo en su época a recorrer el espacio en un cohete construido por un familiar millonario.

La serie comienza narrando aventuras concatenadas de planeta en planeta y con el paso del tiempo abarca varias generaciones que desarrollan su vida en el espacio. Los primeros números del cómic, aquellos que narran el origen de la epopeya espacial, parten de una historia diferente escrita también por Enguídanos, pero a partir del número 18 son más fieles a las novelas.

Este cómic es un caso único dentro del cómic de su época, tan acostumbrados a historias autoconclusivas de personajes con poca evolución. Si bien algunos personajes del cómic español fueron muy longevos, tales como Capitán Trueno o El Guerrero del Antifaz, estos no evolucionaron, mientras que los Aznar se perpetuaron en el tiempo durante años, desde el origen humilde de su fundador hasta su periplo espacial a bordo de Valera, su planeta artificial con el que combatían a sus eternos enemigos, Los hombres grises.

Actualmente no es fácil de encontrar, pero merece la pena hacer el esfuerzo de localizar y revisar esta pionera saga espacial.

5 por Infinito fue una serie creada por Esteban Maroto en la que colaboraron los otros dibujantes del llamado Grupo de la Floresta; Carlos Giménez, Esteban Maroto, Ramón Torrents, Luis García, Suso Peña y Adolfo Usero.

Esta serie de cómics narraba las aventuras de cinco héroes reclutados por el extraterrestre que respondía al nombre de Infinito y se publicó en 1967 con guion y boceto a lápiz de Esteban Maroto, figuras femeninas de Ramón Torrents, las masculinas a cargo de Adolfo Usero y los fondos encargados a Suso Peña. Este trabajo en equipo dio como resultado una aventura publicada por la revista Delta que, con el tiempo, sería dibujada íntegramente por Maroto. Si bien Carlos Giménez que era miembro del Grupo de la Floresta, participó poco o nada en 5 por Infinito, años después dibujaría una serie imprescindible en la historia del cómic español; Dani Futuro.

Con guion de Víctor Mora, se publicó entre 1969 y 1975. Comenzó en la revista Gaceta Junior y, cuando esta cerró en 1970, se interrumpió hasta que se reanudó en 1972, en la revista belga Tintín. Narra las aventuras espaciales del protagonista que le da nombre, errando de mundo en mundo en una space ópera a camino entre Flash Gordon y Valerian pero con un toque particular de mano de los excelentes guiones y del dibujo de Giménez, magistral. Sus continuos flash-back, el montaje encadenado, el color como medio expresivo y el estilo florido y lleno de bromas, todo en esta serie la convierte en un clásico inolvidable.

El cómic infantil no ha prescindido del futuro en sus obras. Tal vez el ejemplo más destacable sea Robin Robot. Publicado en la revista Zipi y Zape y dibujado por José Sanchis, creador del gato Pumby, narra las aventuras de un personaje a caballo entre humano y robot.

Rubio, vestido siempre con capa, habitante de Terracopia vive aventuras con sus compañeros Miky, Nika y el capitán Kosmik. Un cómic inocente como todos los de Sanchis pero no exento de calidad e interés.

Historias de taberna galáctica fue publicada por la revista 1984 entre 1979 y 1981. Creada por Josep María Beá, presenta los diferentes relatos que varios alienígenas narran en una estación espacial. 

Inspirado por La guerra de las galaxias, Beá se muestra más interesado en crear un imaginario surreal que una base argumental.

Para conseguir su propósito, el autor recurrió al entrenamiento autógeno, recluido en un tango de aislamiento sensorial en la ciudad de Limoges.

El autor consigue lo que se propone pero sobre la base de narraciones potentes que generan una obra magnífica, un ejemplo de poesía visual adaptada al cómic.

Alfonso Azpiri comenzó a dibujar su personaje más célebre, Lorna, en 1979 con guiones de Cidoncha aunque con el tiempo sería él el único autor. El personaje es una aventurera espacial que recorre la galaxia acompañada de su robot. El argumento de cada historieta es una mera excusa para demostrar dos cosas: que Azpiri domina el color como pocos dibujantes y que es un maestro del erotismo humorístico. Las geniales aventuras de Lorna aparecieron en la revista Mastia, después pasaron a Cimoc y Humor a Tope. El personaje ha visto sus aventuras en las páginas de Penthouse y Heavy Metal.

Zora y los hibernautas fue publicada también por la revista 1984 entre los años 1980 y 1982. Con guion de Nicola Cuti en los capítulos iniciales, fue dibujada por Fernando Fernández. El guionista abandonó la serie en desacuerdo con las libertades que se tomaba Fernández en la realización de la que, sin duda, es su obra más original. En este cómic hay, a raudales, erotismo y derroche visual. El argumento es secundario, lo que convierte a Zora en una gran obra es el delirio de color y cuerpos semidesnudos. Deudora de Barbarella, con su mismo encanto camp, pero acorde a los tiempos en los que fue publicada.

En 1983 comenzó a publicarse en la revista Cairo la larga serie de aventuras de Roco Vargas. Con guion y dibujo de Daniel Torres, cuenta cómo un escritor de obras de ciencia ficción y propietario de un club nocturno, es a su vez un aventurero espacial así como un galán que salvará la humanidad en repetidas ocasiones viajando por el sistema solar.

Las aventuras de Vargas suceden en el futuro pero su estética muchas veces nos recuerda al pasado. La línea clara y angulosa del autor nos muestra un entorno de retrofuturo que está presente en toda la obra, dando lugar a impagables excesos de imaginación.

Dentro de las obras de cómic español que han puesto su mirada en el futuro, las reseñadas aquí son tal vez las más importantes. Hay más, títulos como Hombre de Segura y Ortiz, De vuelta a casa, de Abuli y Bernet, Cosmonauta de Pep Brocal, Cuentos de un futuro imperfecto, de Alfonso Font o El prisionero de las estrellas, del mismo autor, y muchas más.

Los autores del cómic español, siempre a la altura de lo que se hace en el resto del mundo, mantendrán su mirada fija en el futuro. Permaneceremos atentos.

 

Autor: Roselino López

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