
Interior del Matrimandir, centro de Auroville.
Auroville promueve una vida basada en la frugalidad y en equilibrio con el medio ambiente y se requiere que los aurovillians sean voluntarios que crean en el sueño que la ciudad promueve: “un lugar donde las necesidades del espíritu y la preocupación por el progreso tendrán preferencia sobre la búsqueda del placer y el disfrute material”.
Sin embargo, la ciudad tiene que importar comida a menudo de la industria bioquímica, ya que lo que produce localmente no llega para abastecer a todos los aurovillians y sus visitantes. La mayoría de aurovillians no hindúes -y de origen occidental- vuelven a sus países de origen en verano; no solo por el insoportable calor, sino también para hacer dinero, porque lo que reciben de Auroville no es suficiente para el estilo de vida al que están acostumbrados.
A todo esto se suma que en los últimos años ha habido casos de robos y acoso sexual en Auroville y sus alrededores, por lo que recomiendan no andar solo/a por la calle cuando se pone el sol y no llevar objetos de valor encima.
Las utopías presentan mundos alternativos que nos fuerzan a salir de nuestra zona de confort para mejorar nuestras situaciones actuales, pero ¿cómo podemos encontrar el equilibrio entre conservar nuestra autonomía y privacidad y abrirnos lo suficiente para respetar nuestras diferencias y aun así ser solidarios e inclusivos?