
Ideales para: parejas que aún viven con sus padres y no quieren ser sorprendidas in fraganti, líos extramatrimoniales que no quieren dejar rastro o casados con paredes finas que molestan a sus vecinos.
¿Quién dijo que el amor (y/o el sexo) furtivo debía consumarse en cuchitriles o espacios privados de encanto? El concepto “amor” evoluciona, las medias naranjas lo tienen claro y prefieren dedicarse sus ratos íntimos en los love hotels habilitados para tal fin. La idea de los hoteles del amor está asentándose en diferentes ciudades niponas (ya sabemos que los japoneses son la antesala de lo originalmente raro) y aquí es donde los clientes casuales -parejas o más- se citan para sus encuentros y arrumacos esporádicos.
Son hoteles a simple vista como el resto, pero en su interior radican ambientes más coloridos, bizarros, divertidos.
Su particularidad es poder elegir una temática, customizar la habitación que será testigo de las fantasías y contratar el espacio por horas (¡o noches!) para “jugar” con la pareja con total discreción.
A ello se suman camas redondas, esposas, música ambiente, jaulas, espejos, jacuzzi y todo tipo de juguetes sexuales a la carta. Imagina subirte a un carrusel mientras tu pareja te observa tórridamente desde la cama; recrear una consulta y jugar a los médicos, bata y estetoscopio incluidos; pernoctar en una habitación customizada de Hello Kitty y tonos rosados, mientras la gatita fija su mirada en ti en versión masoquista; habitaciones con toque futurista que bien parecen sacadas de un capítulo de Black Mirrow; vagones de metro alternativos o un parque jurásico con sonidos de la naturaleza para fantasear entre rugidos.
La lista es interminable y la imaginación inabarcable. Y eso que la idea de hotel “romántico” y toda esta parafernalia previa ya echa un poco para atrás. Como si el desenfreno rozando lo prohibido no fuera más satisfactorio en el coche de tu padre, el almacén de la empresa o los baños del Café Berlín (los de Madrid saben). Para vuestra información, en España ya hay hoteles -aparte los clubs de alterne- que poco a poco incorporan esta atmósfera amorosa placentera en sus habitaciones, con clientes conscientes de que cualquier servicio extra aparecerá reflejado en la factura.
Según Chaplin, en su libro Japanese Love Hotels: A Cultural History, 1,4 millones de parejas visitan un love hotel cada día. Impresionante, ¿verdad? Para nosotras cualquier ambiente es bueno siempre que se haga con pasión y con-sentido.
Happy ending sin contratiempos.