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08 L’érotisme o cómo despertar el deseo sexual: cuestión de clases

  • Abre el Ojo
  • "Adult Content"
  • Número 08 - 31 de enero de 2017
Annie Domínguez Tenreiro
  • Annie Domínguez Tenreiro

No por simple intromisión nos decían nuestros padres: "mejor insinuar que enseñar”. Dejar que la imaginación vuele es mucho más efectivo que quitar la magia de golpe. Y es que en el sexo, como en el amor, también hay clases.

Lo explícito ya no se lleva. Pertenece al mundo de lo ordinario. La élite persigue la exaltación de lo común y la belleza en el día a día. El despertar del deseo a través de la metáfora y el doble significado no solo permiten que fluya la imaginación del espectador, sino que lo trasladan al mundo de los sentidos con línea directa al hipotálamo.

Hablo de la nueva erótica, una que responde a la necesidad de embellecer un instinto tan básico que nos conecta con nuestra parte más animal. Una que nace de la obligación que sentimos de adornar las palabras cuando hablamos de sexo, que habla a medias tintas y dice nutrirse de la elegancia. Una que reclama lo implícito, lo sutil y lo íntimo en una sociedad anestesiada y morbosa.

La elegancia es sin duda la protagonista en el “Paris” del nuevo erotismo de alta costura cuyo inicio está marcado por el estreno de la serie Masters of Sex en 2013 y su grandioso opening. En una producción cuya trama principal se centra en la sexualidad a mediados de los años 60, no deja de sorprender la maestría de la narración que ELASTIC –productora estadounidense famosa por la introducción de Juego de Tronos– elige para este vídeo introductorio en el que sin mostrar nada explícito, se habla de sexo en cada frame.


Hablar de sexo a través del sonido, de las texturas y de la naturaleza roza la poesía, y muchos son los poetas que están explotando el arte de lo implícito. Sin ir más lejos, Canada. Bajo este nombre se esconden los directores catalanes Lope Serrano y Nicolás Méndez, quienes fundaron a su vez la productora CANADA, son unos maestros de la insinuación.

En la narración de sus vídeos utilizan la delicadeza y la sutileza con un fin: que brote la sensualidad a través de imágenes sencillas, como la de una chica subiéndose un calcetín, o convirtiendo situaciones burdas –tal como el amor entre un gorila y una joven– en historias románticas plagadas de humor e inocencia. Pero mejor, pasen y vean:

Esta sensualidad erótica, que se convierte poco a poco en firma de CANADA, también como productora, se aprecia ya en algunas piezas publicitarias. Por ejemplo, en How to Speak Fench with Camille Rowe, realizada para i-D Magazine por el Estudio Pensacola, el dúo de dirección formado por Pau Suris y Pau Dalmases; o en la serie de vídeos para Chanel y VOGUE inspirados en Fragmento Universo de Chloé Wallace, otra directora de la productora.

 

Quizás este erotismo enaltecido hable de amor, y no de sexo en su estado más básico, animal. O puede que esa clase de sensaciones reservadas a la intimidad de la sexualidad merezcan una distinción de la banalidad para hacernos más humanos. El deseo y la atracción, ambos enmudecidos con palabras, son sin embargo exaltados en el mundo de las imágenes: el único capaz de hablar de olores y texturas, y de dar voz a aquello que pertenece al planeta de los sentimientos.

Y a las sensaciones apela el director sueco Gustav Johansson –otro poeta de la insinuación–, con su vídeo Flames, creando un estilo narrativo que conecta con los sentidos a través de la visión microscópica. Una historia de dos personas desde que se conocen hasta que se despiertan juntos después de una noche de sexo y pasión, contada tan en detalle que lo explícito se descontextualiza y se vuelve sutil, resultando electrizante.

La faceta más animal del sexo también se enaltece mediante la insinuación. El equivalente a la forma más grotesca de la elegancia, sin caer en lo evidente. Algo que ha hecho de forma majestuosa el director y productor francés DyE (Juan de Guillebon) en el videoclip She’s Bad, donde explora el símil entre una pareja coqueteando y el animal que llevan dentro.

También en esa línea nos encontramos la pieza audiovisual Define Beauty:Scratch’n’Sniff para la serie de Nowness: las feromonas interpretadas por el director Barnaby Roper.

Y si habéis visto la película de Paco León Kiki: el amor se hace, no cabe menos que recordar el comienzo: una escena de cama plagada de imágenes simbólicas superpuestas entre cuerpos y sábanas que nos narran el encuentro animal entre los dos personajes.


La sexualidad puede entenderse y expresarse de multitud de maneras. Cada individuo vive una experiencia distinta de un mismo concepto y ahí radica la magia de escuchar y ver cómo la entienden los demás. Celebrando esos matices en el sexo nace la serie audiovisual Fetish Untied de Nowness, donde encontramos la pieza Sploshing, del director Toby Amies, quien nos sorprende inmersos en una historia de tartas de frambuesa y sexo, divertida y sensual.

¿Es este el porno del futuro? ¿El reclamo a la tranquilidad y a la insinuación en un mundo en el que todo se vuelve cada vez de más rápido consumo? Entonces… ¡me declaro una snob de la erótica de alta costura! ¿Y tú?

Autora: Annie Domínguez Tenreiro

 

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