Quizá este desapego por el arte, entendiéndolo como una manera más de ganarse la vida, produciendo cuadros para subsistir, haya sido la mayor crítica que ha sufrido el mercado del arte. Un arte sin concepción, sin intenciones más allá del enriquecimiento, sin una visión personal, sin ninguna reflexión.
Si una pieza de arte no tiene un precio, ¿está completa? Hoy en día, que las piezas de arte se han convertido en verdaderos fetiches dentro del papel predominante del mercado, cabe preguntarse si el valor de una obra reside en la autoría, contagiándose esta de un valor que por sí misma parece no tener sin estar asociada y respaldada por un nombre que le transfiera su supuesta calidad.
¿Se han convertido los museos en grandes colecciones de cosas que valen grandes cantidades de dinero? Si la copia existe, es porque existe un mercado. Entonces, cabría preguntarse ¿este mercado ha dejado de lado el verdadero valor del arte?
Puede ser que d'Hory tuviese razón, y que el mundo del arte se haya convertido en una gran mentira, otra manera más de negociar donde se le otorga valor a objetos de una forma casi arbitraria, donde unos expertos fijan su mirada en ciertos objetos, orientando la del gran público y privándoles así de la gran experiencia del arte.
VETEMENTS ha conseguido que la camiseta de DHL sea un objeto de deseo, una pieza exclusiva. Y sea una campaña de marketing, sea una vuelta de tuerca a La fuente de Duchamp, la reflexión y el impacto que ha causado esta camiseta puede llevarnos a considerarla en sí misma una obra de arte.
Autora: Matilde Lorenzo Tenreiro