
¿Verías esta novela gráfica en una película de animación?
Puede ser, me encantaría.
¿Cómo asignaste las viñetas en cada historia?
Organicé el libro como un solo de free jazz.
¿Le diste prioridad a lo estético o a lo anecdótico?
Ni lo uno ni lo otro. La forma negro y blanco debe ser “operación blanca” para el lector. Si este puede digerir el estilo gráfico, sería interesante. Es un tipo de dibujo que califico de “trazo funcional”, que sirve a la narración sin caer en lo estético. De anécdota no hay tanto, son informaciones para un sentido largo de una manera de vivir.
¿Recuerdas la primera vez que oíste hablar de Marcel Duchamp?
Sí, totalmente. De ahí surgió mi intención. Fue un día en el cual estaba trabajando y, como se pasa generalmente, estaba escuchando la radio. Salió la voz de Duchamp. Él hablaba de un momento de soledad, regresaba a su casa con una llanta de bicicleta y como no tenía chimenea, intentó hacerla girar. El sonido le recuerda al fuego y se pone a pensar en el círculo, el tiempo, el movimiento de la tierra, del caos cósmico... Su voz fue tan sensible, parecía alguien frágil, en la incertidumbre, así que no sé cómo explicarlo, pero fue como si estuviese conmigo en el estudio. Salió del pedestal de la historia del arte para estar vivo como ser humano y no como icono. Desde ese día es mi amigo.
Me ha fascinado tu integración de los textos en las viñetas, ¿ha muerto el bocadillo?
¿Muerto el bocadillo? Dibujos y textos viven juntos, los dos se leen o se miran. Como en la vida, ves y escuchas a alguien instantáneamente.
¿Cómo has logrado fusionar los diferentes pasajes de una vida de una manera tan limpia y visual?
Basé la narración sobre las obsesiones que observé en Duchamp: formales, intelectuales o sexuales. Por ejemplo, el círculo, las puertas, estar y no estar, dentro y fuera, etc. Se organizaron naturalmente en un arco narrativo. Pero no olvidemos que es una biografía, un ciclo de vida desde la infancia hasta ser un viejecito, aunque todo se ve un poco caótico o desordenado.
Tu libro es un prodigio de la edición, ¿tu primera finalidad era crear una novela gráfica o un objeto bello y divertido?
Los dos conceptos pueden vivir juntos, ¿no? Es más bien una narrativa gráfica en la cual imágenes y texto son mezclados y no pueden vivir separados. Uno dice una cosa, el otro contesta. La idea de pensarlo como objeto llega muy rápidamente y mi editor francés ha estado muy ingenioso y con coraje para intentar nuevas experimentaciones.
¿Iniciativas así son el valor añadido necesario para no caer en el ebook?
Sí, para mí es cierto. Tenemos que cuidar bien los libros, ofrecer cosas que no pueda dar el libro electrónico, como sucedió cuando a los pintores les llegó la foto. Es un buen momento para dar impulso a otras formas. También dentro del libro, las imágenes se desarrollan un poco como el papel del libro mismo, para crear una mise en abyme en el que se sienta que lo que estamos leyendo pasa al mismo tiempo que el libro está en nuestras manos.